Tener algo nuevo nos hace feliz: comprarnos ropa, viajar, un coche nuevo, un teléfono, ¡tener nuestra propia casa nos hace feliz!, pero ¿cuánto dura esta felicidad? Un mes, un año… dicen que la felicidad es efímera, pero la realidad es que depende de nosotros atraparla, mantenerla en nuestras vidas.
Somos un poco como niños: conseguimos el juguete que queremos, lo jugamos un rato y después queremos otro, y arrumbamos el anterior, nos olvidamos de él. Eso hacemos con nuestra casa, máxime si todos los integrantes de la familia trabajan y únicamente llegan a dormir a casa: el hogar se convierte en “dormitorio”.
Compramos nuestra casa y somos inmensamente felices. La decoramos, la llenamos de detalles hermosos y luego, nos sumergimos en nuestra rutina y poco a poco la olvidamos. Ya no ponemos flores frescas, ya no desayunamos juntos, ya ni siquiera tendemos la cama, ¿para qué si solo vamos a llegar a dormir?
La felicidad debe empezar en casa, ¿cómo lograr que, después de la felicidad de haberla adquirido, siga haciéndonos feliz?
Rodeándote de cosas que te hagan feliz, pues tu espacio privado debe tener detalles y elementos que encajen con tus intereses.
Hagamos una prueba. Observa tu casa y pregúntate ¿qué elementos no te gustan?, ¿qué te gustaría cambiar o agregar? Pasea por cada estancia y concéntrate: ¿qué te hace sentir cada espacio?, ¿qué cambiarías para que te haga sentir mejor?
Ahora, ponte metas sencillas, esto no se trata de estresar a nadie, sino de hacerte disfrutar el reencuentro con tu hogar, puedes incluir la ayuda de tu pareja o de tus hijos para hacer más divertidas las tareas.
Aquí te damos algunos tips que te ayudarán a atrapar la felicidad en tu hogar:
Dedícale tiempo a tu hogar: Antes que cualquier cosa, proponte dedicarle tiempo a tu hogar, no solo para redecorar o limpiar, sino para disfrutarlo. Levántate un poco más temprano y prepara un desayuno para compartir con la familia; cuando llegues del trabajo, al menos tómate una hora para disfrutar de algún rincón de tu casa; los fines de semana, elige quedarte en casa uno de los dos días y haz lo que quieras: descansa en ese cómodo sillón que te compraste, riega tus plantas, lava la ropa junto con tus hijos, etcétera.
Deja que la naturaleza entre a tu hogar: Las plantas transmiten energía y felicidad, llenan de colorido nuestro hogar y muchas de ellas son un aromatizante natural. Elige flores de temporada, coloca hierbas aromáticas (hierbabuena, tomillo, manzanilla, etc.) en la cocina y algunas plantas de hojas verdes en la sala.
Atrapa la luz del sol: La luz natural es un excelente remedio contra la depresión y el decaimiento. Corre las cortinas y deja que la luz del sol entre a raudales a tu casa, verás que poco a poco la energía entra a tu cuerpo. Los tonos blancos y las telas transparentes ayudan a captar mejor la luz natural, ¡úsalos!
Haz de la cocina un lugar de encuentro: Ya es parte de la sabiduría popular que la cocina es el centro de todo hogar, el corazón y ¡es cierto! ¿Solo tienen un poco de tiempo por las mañanas? No importa, aprovéchalo. Desayunen juntos o preparen entre todos el desayuno. No olvides poner tus hierbas aromáticas y además, coloca fruteros con frutas de la temporada.
Practica el desapego: Es decir, es momento de tirar cosas que ya no usas. Deshazte de ropa vieja (dónala, de ser posible), zapatos y demás objetos que solo hacen “bulto” en tu casa. Ordena todos los espacios para que tengas a la mano lo que necesitas, eso facilitará tu vida diaria y te evitará el estrés de llegar a una casa desordenada.
Abre las puertas de tu casa: Metafóricamente hablando, invita a tus amigos o familia a casa. Siempre hay un buen pretexto para organizar una reunión y socializar. Muestra con orgullo tu hogar, coloca sillones y sillas cómodos, crea espacios para charlar entre adultos y pequeños lugares divertidos para los niños (puedes comprar a buen precio sillitas, pufs, sillas plegables y mesitas).
Hay infinidad de consejos que podemos darte para mantener la felicidad en tu hogar, pero el principal es no olvidarte de él.
El abandono se ve y se siente, no dejes que tu hogar se convierta en un simple “dormitorio”, sino en el principal generador de felicidad.