- Duerme bien: deja ya de desvelarte y ponte un horario de sueño fijo, quizá no como cuando vas al trabajo, pero digamos que levantarse a las 7 am sería buena idea, para que cuando regresemos, levantarnos a las 6 am no sea un martirio (tan grande).
- Si no dejaste de trabajar todo este tiempo, hay que poner ciertas reglas con nuestro empleador y por nuestra parte ser cumplidos. Que quede claro para ambas partes cuál va a ser el horario de trabajo desde casa y respetar la hora en la que se termina. Amablemente demuestra que después del horario de trabajo te desconectas.
- Come bien: si te propusiste comer sanamente durante la cuarentena, ¡qué bueno!, si no, es momento de hacerlo pues necesitamos fortalecer nuestro sistema inmunológico para poder enfrentar cualquier infección. Trata de adquirir el hábito de llevar tu propia comida, de esta manera controlas la higiene y la calidad de tus alimentos.
- Mantén las medidas de higiene cuando salgas: regresar a la “normalidad” implica respetar las reglas de salud y sana distancia, así que mantén las medidas de higiene (lávate siempre las manos), ponte cubrebocas, trata de tocar el menor número de superficies, no saludes de beso ni de mano y evita los lugares concurridos.
Llevamos más de dos meses en cuarentena saliendo lo más mínimo a la calle y trabajando a distancia, forzosamente nuestro cuerpo y mente han adoptado nuevos hábitos que quizá intervengan con nuestro regreso a la “normalidad”.
Por ejemplo, quizá nos dimos el lujo de desvelarnos más seguido, de no arreglarnos (como cuando íbamos a la oficina), de comer desordenadamente, de pasar más tiempo frente a la tele que ejercitándonos, etcétera.
O por el contrario, adquirimos nuevos hábitos que le han hecho mucho bien a nuestro como comer saludablemente y con toda la calma del mundo, dormir mucho y pasar tiempo de calidad con nuestra familia, cosas que antes nos impedía hacer nuestra rutina diaria de trabajo.
Cualquiera de los dos casos o sus variantes, no eran “normales”, digamos, no era nuestro estilo de vida y ahora nuestro cuerpo y mente se acostumbraron a ello, por lo que cuando regresemos a lo de antes, nos costará un poco o mucho trabajo.
Tenemos que empezar a mentalizarnos y a adquirir otros hábitos que nos ayuden a adaptarnos nuevamente, así que ¡manos a la obra!: