Aunque lo natural es comer cuando nuestro cuerpo nos manda las señales de hambre, hemos aprendido como sociedad a comer guiados por las emociones. Si un niño hace bien algo o se comporta como le pedimos, le damos como premio un dulce o su comida favorita; si tenemos éxito en algo lo festejamos comiendo; si estamos tristes, comemos; si estamos enojados, comemos.
Las emociones guían nuestros hábitos alimenticios, más cuando vivimos con estrés o tensión, y esto afecta no solo nuestro peso, sino también nuestra energía mental y física, la calidad del sueño y nuestro sistema inmunológico.
¿Cómo podemos evitar este desorden alimenticio? Pon en práctica esta estrategia de 5 pasos:
Identifica las señales de tu cuerpo
Primero debes diferenciar entre los síntomas del hambre física y la emocional. La primera se manifiesta en forma de gruñidos en el estómago y la segunda aparece como un deseo, “ganas o antojo” de comer, pero sin los gruñidos. Cuando lo segundo sucede debes analizar tu estado emocional, quizá algo te hizo enojar, estar tensa o estresada y esto se traduce en “hambre”.
Si identificas la emoción que estás teniendo en ese momento, la distracción es la mejor solución. En lugar de correr al refrigerador, por ejemplo, si estás enojado, hacer alguna actividad física puede ayudar o si estás triste, hablar con alguien te ayudará a olvidarte de la comida y a sentirte mejor.
Registra tus hábitos alimenticios en relación con tus sentimientos
Analiza bien tus hábitos alimenticios: ¿cuando estás enojado o triste buscas alivio comiendo?, ¿qué eliges para comer en esos momentos? Inicia un diario y registra tu comportamiento para así poder evitar comer movido por los sentimientos o en su lugar, elegir alimentos sanos como frutas.
Crea un horario de comidas
Generalmente nos damos muchos “permisos” de comer desordenadamente durante los fines de semana, cuando tenemos muchas horas libres o estamos aburridos. Intenta establecer horarios de comidas y no te salgas de ellos, esto te ayudará a adoptar hábitos saludables de alimentación.
Come sin distracciones
Come conscientemente, sin distracciones. Esto implica no hacer absolutamente nada más que sentarse a la mesa y disfrutar de la comida. Apaga el televisor, la computadora y haz a un lado el celular. De esta forma también estarás atento a identificar el momento en el que ya hayas saciado tu hambre y parar.
Sé amable contigo mismo
No te reprendas o castigues si comes motivado por los sentimientos, estás en un proceso de aprender a controlarlo. Lo importante es que empieces a reconocer que hay un problema y luego actuar al respecto. Recuerda que deshacerse de los malos hábitos lleva tiempo, sé paciente y perseverante.
El objetivo no es restringirse, es encontrar un equilibrio y no castigarse con la privación; está bien comer algunas golosinas o postres de vez en cuando, pero sé consciente de ello y evita el exceso.