7 estrategias para salir adelante

Ya vimos en otro artículo cuál es el comportamiento común de los adolescentes y los principales desafíos a los que se enfrentan los padres, ahora vamos a ver cómo enfrentarnos a ellos y no morir en el intento.

Ten en cuenta: todas son etapas que deben pasar nuestros hijos, así que hay que tomar al toro por los cuernos y agarrarnos de todas las estrategias que podamos.

Diálogo abierto

La base de una disciplina efectiva es tener una comunicación abierta, confianza y respeto entre el padre y el hijo. Si tienes conversaciones frecuentes y sin prejuicios con tu hijo en las que escuchas lo que tiene que decirte, se sentirá escuchado y es más probable que hable contigo cuando se enfrente a desafíos, como el manejo de la presión de los compañeros o el consumo de drogas y alcohol.

Las conversaciones proactivas sobre estos temas son útiles para preparar a tu hijo adolescente para cuando se encuentre con estas cosas en su vida cada vez más independiente. Si ya tienen abierto un canal de comunicación positivo, será más probable que responda de manera cooperativa a tus medidas disciplinarias.

Elogios y recompensas

Aunque en la etapa de la adolescencia buscan cada vez más independencia, es importante seguir brindándoles reconocimiento por sus logros y esfuerzos. Destacar los logros y éxitos (ya sea con elogios verbales u otra recompensa o reconocimiento) es una estrategia importante para desarrollar y mantener comportamientos positivos. Esta retroalimentación positiva contribuirá en gran medida a fomentar un comportamiento positivo.

Reglas bien establecidas y consistentes

Al igual que para los niños pequeños, es útil que las familias desarrollen y mantengan un conjunto de “reglas de la casa” que están vinculadas con una consecuencia automática cuando se rompen, como la pérdida de un privilegio. La clave es establecer las reglas y las consecuencias antes de que ocurra cualquier infracción para que todos sepan qué esperar.

Es importante tener reglas claras y consistentes, pero trata también de que sean simples y razonables. Además, asegúrate de explicarle por qué son importantes y no recurras al “lo digo porque soy tu padre/madre” o “porque lo ordeno yo”.

Eliminar privilegios

Si tu hijo viola las reglas, quizá es necesario reforzarlas mostrándole las consecuencias que puede tener si no las respeta. Desde teléfonos inteligentes hasta computadoras portátiles, el tiempo de pantalla es importante para la mayoría de los adolescentes, así que una buena estrategia pude ser restringir su uso.

Si el mal comportamiento de tu hijo involucra a amigos, primero discute sus acciones y luego haz ajustes a sus privilegios sociales, es decir, limita el tiempo que pasa con los amigos o aplícale un descanso de ellos hasta que respete las reglas.

Consecuencias naturales

Las consecuencias naturales pueden ser los mejores maestros en ciertas situaciones. Pero es importante asegurarte de que estas realmente le enseñen a tu hijo una lección de vida. Por ejemplo, si no quiere dormirse temprano, no aceptes que al otro día se levante tarde, pues debe darse cuenta de que sus actos tienen consecuencias: estará desvelado.

Si rompe algo, pídele que pague para arreglarlo. O, si son irresponsables con el automóvil, quitarles los privilegios de conducir. Siempre que sea posible, crea consecuencias que estén directamente relacionadas con la mala decisión o el error que cometió tu hijo.

Asignar responsabilidades adicionales

Si el comportamiento de tu hijo lastima a otra persona, crea un plan para enmendarlo. Disculparse es el primer paso, seguido de hacer algo para compensar el mal que hicieron. Por ejemplo, arreglar algo que rompieron o hacer una tarea extra para alguien puede ayudar a reparar la relación y recordarles que deben aceptar la responsabilidad por su comportamiento.

Evita las luchas de poder

Cuando tu hijo dice: “¡Eso no es justo!” o “Lo haré más tarde”, resiste la tentación de discutir. Establece un límite firme y cumple con una consecuencia. Deja en claro que no tiene que gustarle tu decisión y que está bien estar molesto. Sus emociones siempre son bienvenidas, pero eso no cambia que necesitan respetar lo que dices. Por lo tanto, trata de mantener la calma y la empatía y, al mismo tiempo, mantente firme.